jueves, 10 de enero de 2008

Si te dicen que... París nos visitó.

La luz del sol está entrando por la ventana, los primeros sonidos del amanecer comenzaron hace un rato y el movimiento de la calle es ya algo latente. Incluso se diría que una grúa se oye cercana. Pero eso no consigue despertarme. En cambio, tú, llevas minutos escuchando atenta mi respirar, reposando sobre mi pecho. Mis brazos envuelven tu cuerpo... son adictos a la suavidad de tu piel. Soy tan feliz a tu lado...

Besos. Te encanta observarme dormido... pero no has podido resistirte a despertarme. Tus besos, que iniciaron su camino en mi cuello, buscan ahora mis labios, con la intención de quedarse allí hasta que abra los ojos, sonría y en una frase exprese que mi corazón es tuyo. Te gusta tanto oírlo...

- Buenos días preciosa...

- Estás tan "mono" cuando duermes...

- Y tú tan sensual cuando me despiertas.... quiero que no se acabe esto, sentir que estoy en tu alma, comerte con la mirada cada día.... te quiero.

Silencio. Nos hemos quedado en esa mirada. Absortos. Parece como si el tiempo se hubiera parado en este instante. De nuevo tu boquita me besa, apasionadamente, para después susurrarme con voz dulce que...

- Quiero darme una ducha pero... no quiero hacerlo sola... te vienes?

Hubiera respondido que sí. Pero sé que te gusta jugar... y... en tu mismo tono de voz...

- Tendrás que llevarme.... yo no me moveré....

- Lo intentarás....

Un beso. Muy cortito. Demasiado...

- Si quieres otro... acércate...

Y me acerco. Y me sigo acercando. ¡Otra vez! ¡Y otra! ¡ Y otra más! Tus manos, pegadas a tu espalda, han accionado cierto mecanismo... ¡agua! La ducha ha comenzado a descargar sobre nosotros su combustible.... el mismo que recorre nuestros cuerpos y empapa nuestra ropa... el mismo que nos funde en una infinidad de tiernas caricias.... el mismo que... La pasión nos desnuda... a ti te pega a la pared y a mí me adhiere a tu cuerpo, para que hagamos el amor como si fueran nuestros últimos minutos sobre La Tierra. En la otra vida te buscaré... pero si me pierdo y tardo más de lo que puedas soportar... quiero hacerte saber que ya formas parte de mí, para siempre.

La razón vuelve a nosotros... y, aunque seguimos hechizados por la magia de todo aquello, eres capaz de agarrar el gel...

- Sabía que era coco.... - digo con una sonrisa de complicidad....

- Claro! no sabes que es el ingrediente secreto de nuestro encantamiento?

- Algo así he oído... sí....

Mis dedos acarician cada centímetro de tu piel, impregnados con la sustancia que tiempo atrás nos hizo enloquecer... tu espalda, tus muslos, tu... Pero no puedes conformarte con eso.. y armándote con el bote entero me paralizas entre tanto contraataque de caricias, de gestos de dulzura...

Y no es un sueño. Ya no. Y si esto tampoco es real... ¡no quiero despertar!

1 comentario:

Julia dijo...

Hacía tiempo que no comentaba por aquí...

Y... ¡vaya texto que me encuentro! :)

Es sensual, romántico y está super bien narrado :)

Ahhh, y con una frase final como Dios manda, jeje.

¡Enhorabuena, Ray!

Un besitooo :D